Acerca de mi

Nacida en Lleida, Cataluña, España, dediqué buena parte de mi vida profesional a la hostelería. Paralelamente, desde 1998, me inicio en estudios e investigaciones antropológicas. Por esas fechas, una búsqueda personal me lleva a pasar por la Facultad de Teología de Barcelona. Más tarde realizo cursos de Religiones Comparadas, Filosofía, Mitología, Civilizaciones orientales y andinas y cursos de Psicología transpersonal de Jung.

Actualmente estoy jubilada y me dedico de lleno a la investigación de la profundidad prehistórica de la Península Ibérica, su lengua y mitos, siempre libre de las tendencias propias de la academia.

El Templo abierto de Montserrat es una experiencia de iniciación en si misma.

El Templo abierto de Montserrat es una experiencia de iniciación en sí misma y su hallazgo se produce en el ciclo de cambios profundos que vive la Tierra.

Este apocalíptico parto, donde se hallan inmersos nuestro planeta y sus criaturas, es el procedimiento espiritual por el cual tendremos la oportunidad de superar la Gran Crisis. Cambios en todos los órdenes, en los humanos, hasta los medioambientales. Este proceso es irreversible ya que se aprecian intensos síntomas que cuestionan y fracturan los antiguos patrones. El trascendente parto revolucionará lo más profundo de los estamentos del ser humano removiendo los cimientos del pensamiento actual.

Nos encontramos en una Iberia portadora e impulsora de la transformación espiritual que se acerca. Esta mutación profunda no puede tener otra dirección que la de la Ciencia Espiritual con mayúsculas.

La Península Ibérica, portadora inicial del cambio espiritual que ya casi se vislumbra, volverá de nuevo a contemplar, de manera transparente, a su hermana América. Una América que también despierta al destino que le aguarda y comienza a difundir su mensaje espiritual desde los centros de poder andinos.

Se inicia otro camino espiritual con suficiente madurez y de forma análoga a la que reapareció en el Camino de Santiago en los albores del medioevo. El Camino se valió, desde la más remota antigüedad, de las arterias grabadas en la epidermis de la tierra para hacer llegar a Iberia a todo aquel que lo caminaba. Ahora los conceptos han cambiado y las redes electrónicas suplirán a las arterías que unían unos puntos neurálgicos y telúricos con otros, habilitados, en aquél entonces, para cimentar las primeras iglesias del nuevo cristianismo. Aquel Camino fundió Europa dentro de unas corrientes artísticas y espirituales emanadas del fondo de su propia alma. Ahora su espíritu se fusiona en las redes electrónicas buscando la verdad en medio de tanto engaño aparente.

De alguna manera, comprendemos que lo que abre un ciclo, al final, lo cierra. Intuimos que es una ley universal de los ciclos evolutivos. Fue Iberia, o, lo que hoy entendemos por el conjunto de pueblos protoíberos en su dilata historia y vagar europeo, la luz y voz de la primitiva cultura solar europea y mediterránea desde sus inicios.

Comprendemos que lo que abre un ciclo, lo cierra después. Esto es, en consecuencia, el papel que recae hoy, en las gentes de la Tierra Ibérica. Sentimos que estamos en una encrucijada de ciclos agotados y otros que comienzan, los cuales darán a conocer otras verdades sorprendentes y a día de hoy, veladas. Son las novedades que los tiempos traen. Novedades sobre reliquias de nuestro pasado, cuyo esclarecimiento nos permitirá avanzar pues son una parte vital de lo que hoy vamos intuyendo. Son las reliquias de la sabiduría universal las que se han de poner en valor nuevamente. Enseñanzas de una nueva espiritualidad basadas en el conocimiento verdadero del ser humano, sus eternas capacidades, y en las leyes del cosmos que le rodea, que afloradas al fin, marcarán la diferencia con la historia del ayer que ya caducó.

Gracias a la cercanía de la Península Ibérica a la atlántica isla sumergida llamada Poseidón, nombre del dios de las aguas Neptuno-Poseidón, y sobre todo gracias a las innumerables huellas: las citas de Platón, las columnas de Hércules tantas veces mencionadas por los clásicos y situadas en las inmediaciones de Gades (Cádiz), los propios trabajos del gigante Hércules, el igualmente citado Jardín de las Hespérides dentro del mundo de Vesper o Hesper, esto es: Hesperia o España, la vespertina tierra donde se ponía el Sol en el alejado Occidente, o la Tierra del Tártaro, la mítica Tartessos, de la cual supimos por el Libro III de la Geografía de Estrabón, filósofo y geógrafo griego, que hace 6.000 años a.c. las leyes se escribían en verso: “tienen escritos monumentos de antigüedad, poemas, y leyes en metro de seis mil años, sabemos que otra poderosa civilización nos precedió: la Atlante.

Hemos hallado en las montañas, hoy llamadas de Montserrat y sagradas desde la noche de los tiempos, unas obras colosales atribuibles a los Grandes Constructores atlantes citados por numerosas culturas antiguas. Nosotros aceptamos las obras legadas por aquella civilización portentosa y plena de conocimientos arquitectónicos, matemáticos, astrológicos, geodésicos y geológicos. Probablemente contaron con la colaboración de otros Seres venidos del espacio, o grandes Maestros según otras tradiciones, siendo lo suficientemente sabios para dejarnos libros pétreos abiertos a nuestra curiosidad despierta, con símbolos tallados en la piedra imperecedera, para que, traspasando milenios, pudiéramos entender sus mensajes eternos y mostrarnos que otra civilización nos precedió. Aquella a la que la mitología denominó Titanes.